Como la gracia, velocidad, poder, precisión, virtuosidad cinestética, e increíbles golpes con efecto de un jugador han transfigurado al tenis masculino.
Por David Foster Wallace
Traducción de Juan M. Terra
_______________________________________________________
Datos:
Nombre original: Federer as a religious experience
Palabras (promedio): 7600
_______________________________________________________
Casi cualquier persona que ame el tenis y haya seguido los torneos masculinos en la televisión a lo largo de los últimos años, ha tenido lo que podría denominarse "Momentos Federer". Son los momentos en que, mientras miras el juego del joven suizo, tu mandíbula se cae y los ojos sobresalen y se escapan sonidos que hacen que tu esposa venga corriendo de otro cuarto para ver si estás bien.
Esos Momentos son más intensos si has jugado al tenis lo suficiente como para comprender lo imposibie que es lo que acabas de ver que hizo. Todos tenemos nuestros ejemplos. Aquí hay uno. Es la final del Abierto de EE.UU. 2005, Federer sirviendo a Andre Agassi en el cuarto set. Hay un intercambio de medio-largo plazo de golpes de fondo, con la forma de mariposa distintivo de los partidos de golpes de fondo de hoy en día, Federer y Agassi arrastrándose uno al otro de lado a lado, cada uno tratando de establecer el golpe ganador... hasta que de pronto Agassi tira un duro revés que cruza la cancha y que tira de manera amplia a Federer a su anuncio (= izquierda), y Federer llega a la pelota pero la golpea con poca fuerza, pasándola apenas un par de pies más allá de la línea de servicio, que por supuesto es el tipo de cosas de las que Agassi se alimenta, y mientras Federer camina de espaldas para volver al centro, Agassi se está moviendo para golpear la bola corta mientras va en creciente, y la golpea bien fuerte totalmente a la derecha de nuevo en la misma esquina con el mismo efecto, tratando de aprovechar el contrapié de Federer, y de hecho lo logra – Federer golpea; sigue cerca de la esquina, pero corriendo hacia la línea central, y el balón rumbo a un punto detrás de él ahora, donde recién estaba, y no hay tiempo para convertir su cuerpo en todo, y Agassi devuelve con un disparo de contragolpe de nuevo al mismo ángulo ... y lo que Federer hace ahora es de alguna manera darse empuje y saltar hacia atrás tres o cuatro pasos, imposiblemente rápido, para golpear un derechazo de su esquina del revés, todo su peso moviéndose hacia atrás, y el golpe de derecha es un golpe con efecto abajo de la línea pasando a Agassi en la red, que se lanza sobre la pelota, pero esta ya lo pasó,volando hacia la línea de banda, y aterriza exactamente en la esquina de salida del lado de Agassi, un tanto ganador - Federer sigue bailando hacia atrás mientras aterriza. Y hay ese segundo familiar de silencio atónito de la multitud de Nueva York antes de estallar, y John McEnroe en la televisión dice (en su mayoría a sí mismo, parece), "¿Cómo se hace para ganar el tanto desde esa posición?" Y tiene razón: dada la posición de Agassi y su velocidad de clase mundial, Federer tuvo que enviar la pelota por un tubo de dos pulgadas de espacio para pasar a Agassi, que lo hizo, moviéndose hacia atrás, sin tiempo de preparación y nada de su peso en el golpe.Era imposible. Era como algo salido de "The Matrix". No sé todos los sonidos que estaban involucrados, pero mi esposa dice que se apresuró y había palomitas de maíz en todo el sofá y yo estaba arodillado y mis ojos parecían globos oculares de cotillón.
De todos modos, ese es un ejemplo de un "Momento Federer". Y eso que no era más que en la televisión - y la verdad es que el tenis de televisión es al tenis más o menos como un video porno es al sentimiento de amor.
Periodísticamente hablando, no hay noticias de última hora para ofrecerte de Roger Federer. Es, a los 25, el mejor tenista vivo de la actualidad. Tal vez el mejor de todos. Biografías y perfiles abundan. "60 Minutos" hizo un reportaje sobre él el año pasado. Cualquier cosa que quieras saber sobre el señor Roger N.M.I. Federer - su origen, su ciudad natal de Basilea, Suiza, el sano y no exoplotativo apoyo de sus padres, su carrera como tenista junior, sus problemas iniciales de fragilidad y temperamento, su amable entrenador junior y la forma en que su muerte accidental en 2002 tanto destrozó como templó a Federer y lo ayudó a hacer lo que es ahora , sus 39 títulos en individuales, sus ocho Grand Slams, su compromiso inusualmente estable y maduro con su novia, que viaja con él (que en la gira de los hombres es raro) y se ocupa de sus asuntos (que en la gira de los hombres es desconocido), su estoicismo de la vieja escuela y la dureza mental y el espíritu deportivo y la decencia y la consideración global de manifiesto la generosidad y caridad - ¡Todo está a sólo una búsqueda en Google de distancia!.
Este artículo es sobre la experiencia de un espectador de Federer, y su contexto. La tesis aquí es que si nunca has visto al joven jugar en vivo, y luego lo haces, en persona, en el pasto sagrado de Wimbledon, a través del calor fulminante y el viento y la lluvia de la quincena '06, entonces son propensos a tener lo que uno de los conductores de ómnibus para la prensa de los organizadores del torneo describe como una "puta experiencia casi religiosa." Puede ser tentador, en un principio, considerar una frase como ésta simplemente como uno más de las metáforas exageradas a las que la gente recurre para describir la sensación de los Momentos Federer. Pero la frase del conductor resulta ser verdad - literalmente, por un instante en éxtasis- aunque lleva algún tiempo y concentración ver como esta verdad emerge.
La belleza no es la meta de los deportes de competición, pero los deportes de alto nivel son un lugar primordial para la expresión de la belleza humana. La relación es más o menos la que tiene el coraje a la guerra.
La belleza humana de la que estamos hablando aquí es un tipo particular de belleza. Se podría llamar la belleza cinética. Su poder y atractivo son universales. No tiene nada que ver con el sexo o las normas culturales. Parece que tienen que ver con la reconciliación del ser humano con el hecho de tener un cuerpo (1).
Por supuesto, en los deportes masculinos nadie habla sobre la belleza o la gracia o el cuerpo. Los hombres pueden profesar su "amor" de los deportes, pero que el amor siempre debe mostrarse y promulgarse en la simbología de la guerra: la eliminación vs avance, la jerarquía del rango y posición, las estadísticas obsesivas, el análisis técnico, el fervor tribal y/o nacionalista, uniformes , el ruido de la hinchada, las banderas, golpes en el pecho, la cara pintada, etc. Por razones que no se conocen bien, los códigos de guerra son más seguras para la mayoría de nosotros que los del amor.
Si ese es tu caso, el español mesomórfico y totalmente marcial Rafael Nadal es el hombre el para ti - el de los bíceps y auto exhortaciones de Kabuki. Además, Nadal es también el némesis de Federer y la gran sorpresa de Wimbledon de este año, ya que es un especialista en pistas de polvo de ladrillo, y nadie esperaba que pasara más allá de los primeros asaltos aquí. Aún más considerando que Federer, a través de las semifinales, no ha dado ninguna sorpresa ni el drama que hay en un deporte de competitividad. Ha superado a cada oponente tan completamente que en la televisión y la prensa escrita están preocupados de sus partidos son aburridos y no pueden competir eficazmente con el fervor nacionalista del Mundial de Fútbol(2).
La final masculina del 9 de julio es, sin embargo, el sueño de todos. Nadal vs Federer es una repetición de la final del Abierto de Francia del mes pasado, que ganó Nadal. Federer ha perdido hasta el momento sólo cuatro partidos durante todo el año, pero todos ellos han sido ante Nadal. Sin embargo, la mayoría de estos partidos han sido en polvo de ladrillo, la mejor superficie de Nadal. La hierba es lo mejor de Federer. Por otro lado, el calor de la primera semana ha cocido la desenvoltura de las canchas de Wimbledon y las hizo más lentas. También está el hecho de que Nadal ha adaptado su juego a la hierba - se acerca más a la línea de base en sus golpes de fondo, amplía más su servicio, superando su alergia a la red. Prácticamente ha destripado a Agassi en la tercera ronda. Los reporteros están en éxtasis. Antes del partido, en la Cancha Central, detrás de las rendijas de vidrio por encima del respaldo al sur, los jueces de línea están saliendo a la cancha en sus nuevos uniformes de Ralph Lauren que se parecen tanto a la indumentaria naval para niños. A los comentaristas se los puede ver prácticamente saltando en sus sillas. Esta final de Wimbledon tiene narrativa de venganza, la dinámica rey-contra-el regicidio, el fuerte contraste de carácteres. Es el machismo apasionado del sur de Europa en comparación con la maestría intrincada y clínica del norte. Apolo y Dionisos. Bisturí y cuchillo. Diestro y zurdo. Nos. 1 y 2 en el mundo. Nadal, el hombre que ha llevado el juego moderno de golpes fuertes desde la línea de base hasta su límite, frente a un hombre que ha transfigurado ese juego moderno, cuya precisión y variedad es tan importante como su ritmo y velocidad, pero que podría ser peculiarmente vulnerable, o superado, por el primero. Un periodista deportivo británico, exultante con sus compañeros en la sección de prensa, dice, dos veces, "Va a haber guerra."
Además, es en la catedral, la Cancha Central. La final masculina es siempre el segundo domingo de la quincena, un simbolismo que Wimbledon destaca por jugar siempre omitiendo el primer domingo. La tormenta que ha golpeado fuerte volteando las señales de estacionamiento y destrozado paraguas toda la mañana se cierra derepente una hora antes del partido, el sol emerge por encima de la lona Centro Corte que se enrolla mientras que se van sacando los cubre redes.
Federer y Nadal salen aplaudidos a la cancha, hacen su reverencia ritual a la caja de los nobles. El suizo viste un sobretodo deportivo de color mantequilla claro que Nike consiguió que se pusiera este año. En Federer, y quizás solo en él, no queda absurdo con pantalones cortos y zapatillas de deporte. El español evita toda ropa abrigada, así que no puedes evitar ver sus músculos de inmediato. Él y el suizo están todo vestidos por Nike, hasta el mismo tipo de pañuelo blanco atado Nike con el swoosh situado encima del tercer ojo. Nadal mete el pelo bajo el pañuelo, pero Federer no, y alisar y toquetear los mechones de pelo que caen sobre el pañuelo es el principal tic de Federer que los televidentes llegan a ver, del mismo modo que el retiro obsesivo de Nadal a la toalla del recogepelotas entre los puntos. Hay otros tics y hábitos, sin embargo, que son pequeñas ventajas de la visualización en directo. Ahí está el gran cuidado que el suizo Roger Federer le dedica a colgar la chaqueta en la silla hacia atrás de la cancha de recambio, para evitar que se arrugue - ha hecho esto antes de cada partido aquí, y algo al respecto parece infantil y extrañamente dulce. O la forma en que, inevitablemente, cambia en algún momento del segundo set su raqueta, la nueva siempre en la misma bolsa de plástico transparente cerrada con cinta azul, que quita con cuidado y arroja a las manos de un recogepelotas. También está el hábito de Nadal de tirar de sus shorts largos desde su parte inferior mientras pica la bola antes de servir, su manera de siempre mover los ojos con cautela de lado a lado a medida que recorre la línea de base, como un preso esperando ser atacado. Y hay algo raro en el servicio del suizo, si se mira muy de cerca: Sosteniendo la bola y la raqueta al frente, justo antes de comenzar el movimiento, Federer siempre coloca la pelota con precisión en el espacio en forma de V de la garganta de la raqueta, justo debajo de la cabeza, sólo por un instante. Si el ajuste no es perfecto, ajusta la pelota hasta que lo sea. Todo esto sucede muy rápido, pero sucede siempre, tanto en el primer como en el segundo servicio.
Nadal y Federer precalientan precisamente por cinco minutos, el árbitro mantiene la hora. Hay un orden muy definido y una etiqueta en estos precalentamientos, que es algo que la televisión ha decidido que no estás interesado en ver. La Cancha Central tiene 13.000 personas y monedas. Otro varios miles han hecho lo que la gente de aquí hace de buena gana todos los años, que es pagar una admisión general mínima en la puerta y luego reunirse, con cestas de comida y repelente de mosquitos, para ver el partido en una enorme pantalla de televisión fuera de la Cancha 1. Su conjetura aquí es probablemente tan buena como la de cualquiera.
Justo antes de jugar, en la red, hay una ceremonia de lanzamiento de la moneda para ver quién va a servir en primer lugar. Es otro ritual de Wimbledon. El lanzador honorario de la moneda de este año es William Caine, asistido por el juez y el árbitro del torneo. William Caine es un niño de 7 años de Kent que contrajo cáncer de hígado a los 2 años y de alguna manera sobrevivió después de la cirugía y la quimioterapia. Está aquí en representación de Cancer Research UK. Es rubio y de mejillas rosadas y le llega a Federer más o menos a la cintura. La multitud ruge su aprobación del lanzamiento. Federer sonríe lejano todo el tiempo. Nadal, al otro lado de la red, sigue bailando en el lugar como un boxeador, balanceando sus brazos de lado a lado. No estoy seguro de si la televisión muestra el lanzamiento de moneda o no, si esta ceremonia es parte de su obligación contractual o si llegan a ir a comerciales. Mientras William se retira de la cancha, hay más vítores, pero dispersos y desorganizados, la mayoría de la gente no sabe exactamente qué hacer. Es como que una vez que el ritual ha terminado, la realidad de por qué este niño era parte de él se termina de asentar en las mentes. Hay una sensación de algo importante, algo incómodo y no tan incómodo, sobre que un niño con cáncer lanze la moneda en esta final soñada. Este sentimiento, todo lo que podría significar, tiene cualidad de pensamiento-en-la-punta-de-la-lengua que permanece elusivo por lo menos durante los dos primeros sets (3).
La belleza de un atleta de alto rendimiento es casi imposible de describir directamente. O evocar. El brazo derecho de Federer -con el que golpea la pelota- es un látigo líquido grande, su revés un lanzamiento que puede conducir una bola plana, cargada con efecto, o con slice - el slice con complemento de tal manera que la bola se vuelve formas en el aire y patina en el pasto a lo mejor la altura del tobillo. Su saque tiene ritmo de clase mundial y un grado de ubicación y variedad al que nadie más se acerca; el movimiento de servicio es ágil y sin ambagues, distinguible (en televisión) sólo como una anguila-como-complemento-de-todo-el-cuerpo en el momento del impacto . Su previsión y el sentido de la cancha son de otro mundo, y su juego de piernas es el mejor en el juego - de niño fue también un prodigio del fútbol. Todo esto es cierto, y sin embargo nada de esto explica realmente nada ni evoca la experiencia de ver a este hombre jugar. De presenciar, de primera mano la belleza y el genio de su juego. Tienes que hablar de cosas estéticas oblicuamente, hablar del alrededor de esa belleza, o - como Aquino hizo con su tema inefable propio - tratar de definirlo en términos de lo que no es.
Hay una cosa es que no es televisable. Al menos no completamente. El tenis en la televisión tiene sus ventajas, pero estas ventajas traen inconvenientes, y la principal entre ellas es la ilusión de intimidad. Las repeticiones en cámara lenta, sus primeros planos y gráficos, todos esos privilegios hacen que no seamos conscientes de cuánto se pierde en la transmisión. Y una gran parte de lo que se pierde es la importancia de lo físico en el tenis profesional, un sentido de la velocidad a la que la pelota se está moviendo y los jugadores están reaccionando. Esta pérdida es muy sencilla de explicar: la prioridad de televisión es la cobertura de toda la cancha, una visión de conjunto, de modo que los espectadores pueden ver a ambos jugadores y la geometría general del intercambio. Tu, como espectador, estás mirando la cancha desde encima y detrás de una línea de base. Esta perspectiva, como cualquier estudiante de arte te explicaría, acorta la cancha. El tenis, después de todo, es tridimensional, pero la imagen de una pantalla de televisión no es más que bidimensional. La dimensión que se pierde (o más bien se ve distorsionada) en la pantalla es la longitud real de la cancha, los 78 pies entre las bases de referencia, y la rapidez con que la pelota recorre esta distancia en cada golpe, que en la televisión se oscurece, y en vivo y en directo da miedo verlo. Te puede sonar exagerado, y si ese es tu caso entonces por favor ve a algún torneo profesional - especialmente a las canchas exteriores en las primeras rondas, donde puedes sentarte a 20 pies de distancia de la línea de banda - y ve la diferencia tu mismo. Si sólo has visto tenis en la televisión, simplemente no tienes idea de lo duro y fuerte que estos tipos están golpeando la pelota, qué tan rápido se está moviendo la bola,(4) cuán poco tiempo los jugadores tienen para llegar a ella, y la rapidez con que son capaces de moverse y girar y atacar y recuperarse. Y ninguno es más rápido, o más efectivo haciendo que parezca poco esfuerzo, que Roger Federer.
Curiosamente, lo que es menos oscurecido en la transmisión televisiva es la inteligencia de Federer, ya que esta inteligencia a menudo se manifiesta mejor desde un ángulo. Federer es capaz de ver, o crear, los espacios y los ángulos para los tantos ganadores que nadie más puede imaginar, y la perspectiva de la televisión es perfecta para ver y examinar estos Momentos Federer. Lo que es más difícil de apreciar en la televisión es que estos ángulos espectaculares y tantos ganadores no están viniendo de la nada - son a menudo creados varios disparos por delante, y dependen tanto de la manipulación de Federer de la posición de sus adversarios como ldel ritmo o la colocación del golpe de gracia. Y la comprensión de cómo y por qué Federer es capaz de mover a otros atletas de clase mundial de esa manera requiere, a su vez, una mejor comprensión técnica del juego moderno del que la TV - otra vez - está preparado para proporcionar.
Wimbledon es extraño. Es en verdad la Meca del juego, la catedral del tenis, pero mantener el nivel apropiado de veneración al lugar sería más fácil si el torneo no estuviera tan decidido a recordarte una y otra vez que es la catedral del tenis. Hay una peculiar mezcla de autosatisfacción y autopromoción constante. Es un poco como el tipo de figura de autoridad cuya pared de la oficina tiene cada placa, diploma, y premio que haya conseguido, y cada vez que entras en la oficina te ves obligado a mirar a la pared y decir algo para indicar que estás impresionado. Las propias paredes de Wimbledon, a lo largo de casi todos los corredores importantes y de pasaje, están cubiertas de carteles y pancartas con fotos de campeones del pasado, listas de los hechos y trivias de Wimbledon, la tradición histórica, y así sucesivamente. Algunas de estas cosas son interesantes, y otras son extrañas. El Wimbledon Lawn Tennis Museum, por ejemplo, tiene una colección de los distintos tipos de raquetas utilizadas aquí a través de las décadas, y uno de los muchos carteles a lo largo del pasaje del nivel 2 del Edificio del Milenio (5) promueve esta exposición tanto con fotos como con texto didáctico, una especie de Historia de la raqueta. Aquí, sic, está el final culminante de ese texto:
“Los marcos ligeros de hoy son fabricados con materiales de la era espacial como el grafito, boro, titanio y cerámica, con cabezas más grandes - de tamaño medio (90-95 pulgadas cuadradas) y de gran tamaño (110 pulgadas cuadradas) - que han transformado totalmente el carácter del juego . Hoy en son los bateadores poderosos los que dominan con un efecto pesado. Los jugadores de saque y volea y aquellos que dependen de la sutileza y el tacto prácticamente han desaparecido.“
Parece extraño, por decir lo menos, que ese diagnóstico siga puesto ahí de forma tan destacada en el cuarto año del reinado de Federer en Wimbledon, ya que el suizo ha traído al tenis masculino profesional grados de tacto y sutileza no vistos desde (al menos) los mejores tiempos de McEnroe. Pero este cartel es en realidad un testamento al poder del dogma. Durante casi dos décadas, la noción ha sido que ciertos adelantos en la tecnología de la raqueta, acondicionamiento y entrenamiento de pesas han transformado al tenis de un juego de rapidez y delicadeza a uno de atletismo y fuerza bruta. Y como una etiología del juego de hoy en día, esta noción del es en general exacta. Los profesionales de hoy son realmente más grandes, más fuertes, y están mejor acondicionados, (6) y las raquetas de compuestos de alta tecnología realmente han aumentado sus capacidades de velocidad y giro. Cómo alguien de una sutileza tan consumada como Federer ha llegado a dominar el circuito masculino es una fuente de gran confusión dogmática.
Hay tres tipos de explicaciónes válidas para la supremacía de Federer. Un tipo de explicación implica misterio y metafísica y es, creo, la más cercana la verdad. Las otras dos son de carácter más técnico y seguramente hacen a un mejor periodismo.
La explicación metafísica es que Roger Federer es uno de esos atletas raros, extraordinarios, que parecen estar exentos, al menos en parte, de ciertas leyes físicas. Las buenas analogías aquí incluyen a Michael Jordan, (7) que no sólo podía saltar alto sino que además quedarse así uno o dos segundos más de lo que la gravedad permite, y Muhammad Ali, que realmente "flotaba" a través del lienzo y daba dos o tres golpes en el tiempo necesario para uno. Probablemente hay una media docena de otros ejemplos a partir de 1960. Y Federer es uno de ese estilo - un estilo de lo que podríamos llamar un genio, o un mutante, o un avatar. Nunca está apurado o desiquilibrado. La pelota que se acerca se cuelga, para él, una fracción de segundo más de lo que debería. Sus movimientos son ágiles más que deportivos. Al igual que Ali, Jordan, Maradona, y Gretzky, parece a la vez más y menos sustancial que los hombres a los que se enfrenta. Particularmente del tipo de hombre todo de blanco que Wimbledon todavía consigue exigir, se parece mucho a lo que sería (creo) una criatura cuyo cuerpo es carne y, de alguna manera, luz.
En el tema de la pelota sosteniéndose ahí, desacelerando, como si fuera sensible a la voluntad del suizo - hay una verdad metafísica ahí. Y en la siguiente anécdota. Después de la semifinal del 7 de julio en la que Federer destruyó a Jonas Bjorkman - no sólo le ganó, lo destruyó - y justo antes de la obligatoria conferencia de prensa posterior al partido en la que Bjorkman, que es amigo de Federer, dice que le complace "tener el mejor asiento en el lugar" para ver al suizo "jugar lo más cercano a la perfección que se puede jugar al tenis" Federer y Bjorkman conversan y bromean, y Bjorkman le comenta qué innaturalmente grande le parecía la pelota, y Federer confirma que era "como una bola de bowling o basquetbol." Lo dice como bromeando, como una forma modesta de hacer que Bjorkman se sienta mejor, para confirmar que él también está sorprendido por lo inusualmente bien que jugó hoy; pero también está revelando algo acerca de lo que es el tenis para él. Imaginen que son una persona con unos reflejos y coordinación y velocidad naturalmente buena, y que están jugando al tenis de alto nivel. Tu experiencia, en el juego, no es que tienes unos reflejos y una velocidad fenomenal; sino que te parece que la pelota es bastante grande y lenta al moverse, y que siempre tienes bastante tiempo para alcanzarla. Es decir, no experimentarás algo como la rapidez y habilidad (empíricamente real) que la audiencia en vivo te atribuye al ver las pelotas de tenis moviendose tan rápido que silban y parecen una nube. (8)
Pero la velocidad es solo una parte del todo. Aquí nos ponemos técnicos. El tenis es a menudo llamado un "juego de pulgadas", refiriéndose a dónde aterriza la pelota. En términos de un jugador golpeando una bola entrante, el tenis es en realidad más un juego de micrómetros: cambios infinitamente pequeños en el momento del impacto tienen grandes efectos sobre cómo y donde la pelota viaja. El mismo principio explica por qué hasta la más mínima imprecisión de un rifle hará que el tiro le erre si el destino está lo suficientemente lejos.
A modo de ejemplo, enlentezcamos las cosas. Imagina que tú, un jugador de tenis, estás parado justo detrás de la línea de referencia de tu rincón. Una pelota viene hacia tu lado ciego, y tienes que pivotear (o girar) para que tu lado sea el de la ruta de entrada de la pelota y empezar a mover la raqueta hacia atrás para devolver el golpe de derecha. Sigue visualizando hasta el punto donde estás a mitad de camino del avance del golpe; la pelota entrante está justo al lado de tu cadera, tal vez a seis pulgadas del punto de impacto. Considera algunas de las variables que intervienen aquí. En el plano vertical, la inclinación de la raqueta apenas un par de grados hacia adelante o hacia atrás creará efecto o slice, respectivamente. Mantenerla en posición perpendicular producirá un tiro plano, sin efecto. Horizontalmente, ajustar la cara de la raqueta muy ligeramente a la izquierda o a la derecha, y golpear la pelota quizá una milésima de segundo antes o después, darán lugar a una pelota que puede atravesar la cancha o pegar en la red. Otros cambios sutiles en las curvas de movimiento del golpe y el seguimiento de la raqueta después del impacto ayudarán a determinar qué tan alto tu regreso pasa por encima de la red, lo que, junto con la velocidad a la te balanceas (junto con ciertas características del giro que le das a tu cuerpo), afectarán la profundidad o superficialidad del aterrizaje de tu pelota en el otro lado, qué tan alto rebota, etc. Estas son sólo las diferencias más evidentes, por supuesto - hay que considerar, por ejemplo, que existe el efecto pesado contra el efecto liviano, o un golpe que suponga un corte transversal de la cancha frente a un golpe que apenas la corte, etc. También están las cuestiones de lo cerca que estás permitiendo a la pelota a llegar a tu cuerpo, el agarre que estás utilizando, el grado en que tus rodillas están dobladas y / o con tu peso en movimiento hacia adelante, y si eres capaz de ver simultáneamente la pelota y ver lo que tu oponente está haciendo después de que sirve. Todo esto importa, también. Además está el hecho de que aquí no estás poniendo un objeto estático en marcha, sino más bien invirtiendo la trayectorioa y (en mayor o menor grado) el giro de un proyectil que viene hacia ti - que viene, en el caso del tenis profesional, a velocidades que hacen al pensamiento consciente imposible. El primer servicio de Mario Ancic, por ejemplo, a menudo ronda las 130 mph. Dado que hay 78 pies desde la línea base de Ancic a la tuya, significa que se necesitan 0,41 segundos para que la pelota te alcance. (9) Esto es menos tiempo del que se tarda en parpadear rápido dos veces.
El resultado es que el tenis profesional implica intervalos de tiempo demasiado breves para actuar deliberadamente. Por una cuestión de tiempos, estamos más en el área de acción de los reflejos, reacciones puramente físicas que se escapan del razonamiento. Y sin embargo, un retorno efectivo del servicio depende de un gran conjunto de decisiones y ajustes físicos que son mucho más coordinados e intencionales que parpadear, saltar de un susto, etc.
Devolver con éxito un servicio requiere de lo que a veces se llama "el sentido cinestésico", es decir la capacidad de controlar el cuerpo y sus extensiones artificiales a través de sistemas de tareas rápidos y complejos. El español tiene toda una nube de términos para las diversas partes de esta capacidad: el sentimiento, el toque, la forma, la propiocepción, la coordinación, la coordinación ojo-mano, la cinestesia, la gracia, el control, los reflejos, y así sucesivamente. Para jugadores jóvenes que son una promesa, mejorar el sentido cinestésico es el principal objetivo de la práctica diaria en los regímenes extremos de los que oímos hablar. (10) La capacitación es tanto muscular como neurológica. Golpear miles de pelotas, día tras día, desarrolla la capacidad de "sentir" lo que no se puede hacer por el pensamiento consciente. Esta práctica repetitiva puede resultar tediosa o incluso cruel a un extraño, pero alguien que esté por fuera no puede sentir lo que está pasando dentro del jugador - pequeños ajustes, una y otra vez, y un sentido de los efectos de cada cambio que se vuelve más y más preciso cuanto más se aleja del plano de lo consciente (11).
El tiempo y la disciplina necesarios para la formación cinestésica superior son la principal razón por la cual los mejores profesionales suelen ser personas que han dedicado al tenis la mayor parte de sus vidas como bipedos, empezando (como muy tarde) en los principios de su adolescencia. Fue, por ejemplo, a los 13 años que Roger Federer finalmente abandonó el fútbol, y una infancia reconocible como tal, y entró en el centro suizo nacional de entrenamiento de tenis en Ecublens. A los 16 años, dejó la enseñanza formal y empezó seriamente una carrera como competidor de torneos internacionales.
Fue tan solo pocas semanas después de dejar la escuela que Federer ganó Wimbledon Junior. Obviamente, esto es algo que no todos los jóvenes que se dedican al tenis logran hacer. Por lo tanto, obviamente, no se trata solo del tiempo y de la formación - también importa el talento, y los grados del mismo. Una habilidad cinestésica extraordinaria debe estar presente (y ser medible) en un niño para que los años de práctica y entrenamiento valgan la pena ... pero de ahí, con el tiempo, la crema comienza a subir y se separa del resto. Así que un tipo de explicación técnica para el dominio de Federer es que él es sólo un poco más cinestésicamente talentoso que los demás profesionales varones. Sólo un poco, ya que todos en el Top 100 son en sí mismos cinestésicamente talentosos - pero repetimos, el tenis es un juego de pulgadas.
Esta respuesta es plausible, pero incompleta. Probablemente no hubiera sido incompleta en 1980. En 2006, sin embargo, es justo preguntar por qué este tipo de talento aún es tan importante. Recordemos lo que es verdad sobre el dogma y el símbolo de Wimbledon. Siendo un virtuoso cinestésico o no, Roger Federer está ahora dominando al más grande, más fuerte, más en forma, mejor entrenado y mejor asesorado grupo de profesionales del tenis de sexo masculino que ha existido jamás, con todos usando una especie de raqueta nuclear que se dice que ha hecho a las calibraciones más finas de sentido cinestésico tan irrelevantes como tratar de silbar a Mozart durante un concierto de Metallica.
Según fuentes fidedignas, el trasfondo del lanzador de monedas honorario William Caine es que un día, cuando tenía 2 años y medio, su madre le encontró un nudo en la panza, y lo llevó al médico, y el nudo fue diagnosticado como un tumor hepático maligno. En ese punto uno ya no puede imaginarse ... un niño pequeño sometido a quimioterapia, su madre teniendo que cuidarlo, llevarlo a su casa, y luego traerlo de vuelta a ese lugar para más quimioterapia. ¿Cómo habrá responder a la pregunta de su hijo - la grande, la más obvia? ¿Y quién podría responder la de ella? ¿Qué puede decir un sacerdote o pastor que no resulte grotesco?
Estamos 2-1 a favor de Nadal en el segundo set de la final, y es quien sirve. Federer ganó el primer set con rapidez pero luego su juego descendió un poco, como a veces le sucede, y está rápidamente ante un break. Ahora, a favor de Nadal, hay un punto de 16 golpes. Nadal está sirviendo mucho más rápido que en París, y éste es justo al centro. Federer da un suave golpe de derecha que pasa alto por la red, y puede salirse con la suya porque Nadal nunca va detrás de su servicio. El español ahora lanza su característico golpe con efecto fuerte y pesado de derecha al revés de Federer; Federer devuelve un revés aún más pesado, casi un disparo de canchas de polvo de ladrillo. Es un golpe inesperado, y agarra a Nadal ligeramente arriba, y su respuesta es una pelota corta un poco dura que aterriza un poco más allá de la línea T de servicio en el lado golpe de derecha de Federer. Contra la mayoría de sus opositores, Federer podría terminar el punto en una bola como esta, pero una de las razones por las que Nadal le da problemas es que es más rápido que los demás, puede llegar a cosas que ellos no pueden, entonces Federer realiza un golpe bajo, huecamente ondulado que fuerza a Nadal a subir e ir hacia fuera de zona de saque, a su lado ciego. Nadal, en la carrera, la devuelve de contragolpe con fuerza hacia el lado ciego de Federer; Federer devuelve la bola hacia atrás por la misma línea, lenta y en globo con efecto de retroceso, lo que hace que Nadal vuelva al mismo lugar. Nadal rebana la pelota de vuelta - tres tiros ahora todos por la misma línea - y Federer manda la pelota al mismo sitio una vez más, esta vez incluso más lenta y ondulada, y Nadal se plantó y golpea en la misma línea - es como si Nadal hubiese acampado ahora en su lado de saque; ya no está en movimiento por todo el trayecto al centro de la línea de base entre los tiros; Federer lo ha hipnotizado un poco. Federer ahora mete un duro revés elevado y profundo, del tipo que silba, hasta un punto ligeramente del lado ciego de la línea de base de Nadal, que Nadal recibe y golpea con un derechazo cruzado matador; y Federer responde con un golpe aún más duro y más pesado cruzando transversalmente la cancha, tan profundo y tan rápido que Nadal tiene que cruzar el golpe de derecha y luego se apura por volver al centro mientras el tiro aterriza tal vez dos pies en el lado ciego de revés de Federer de nuevo. Federer llega a la pelota y golpea un revés cruzado corte totalmente diferente al anterior, esta vez mucho más corto y con un ángulo más agudo, un ángulo que nadie podría haber anticipado, y con tanta fuerza que la pelota se ve ve como un borrosacón que aterriza superficialmente justo dentro de la línea de banda y rebota con fuerza hacia fuera de la cancha, y Nadal no puede desplazarse para cortarlo y no llega por la lateral a lo largo de la línea de base, debido a todo el ángulo y efecto - final del punto. Es un tanto espectacular, un Momento Federer; pero al verlo en directo, puedes ver que es un tanto que Federer comenzó a crear cuatro o cinco tiros antes. Todo lo que sucedió después del primer tirio hacia la línea de base de Nadal fue diseñado por el suizo para maniobrar a Nadal y calmarlo y luego romper su ritmo y equilibrio y abrir ese ángulo inimaginable - un ángulo que habría sido imposible sin un golpe con efecto extremo.
El golpe con efecto extremo es el sello distintivo de los partidos de tenis de hoy en día. Esto es algo en lo que el cartel de Wimbledon acierta. (12) Por qué es tan clave el efecto, sin embargo, no se entiende comúnmente. Lo que se entiende comúnmente es que las raquetas de alta tecnología dan mucha más velocidad a la pelota, parecido a comparar bates de béisbol de aluminio en lugar de los de madera de los viejos tiempos. Pero esto es falso. La verdad es que, logrando la misma tensión en las cuerdas, los compuestos a base de carbono son más ligeros que la madera, lo que permite que la raqueta sea un par de libras más liviana y por lo menos una pulgada mayor que la clásica raqueta Kramer & Maxply. Es la anchura de la cara lo que es vital. Una cara más amplia significa que hay más superficie total de cuerdas, lo que implica un punto blando más grande. Con una raqueta de compuestos de carbono, no tienes que golpear la bola con el centro preciso de las cuerdas para de generar una buena velocidad. Ni tampoco debe ser extremadamente preciso para darle efecto a la bola, un efecto que (recordemos) requiere una raqueta inclinada y un trazo curvo hacia arriba, rozando sobre la bola en vez de golpear directamente en ella - esto era muy difícil de hacer con raquetas de madera, debido a su cara pequeña y un punto suave mezquino. Las caras más ligeras de las raquetas de compuesto con un punto suave mayor permiten a los jugadores golpear más rápido y darle más efecto a la bola ... y, a su vez, cuanto mayor efecto le puedes dar a la bola, más fuerte se puede golpear, porque hay mayor margen de error. El efecto hace que la bola pase alta sobre la red, describa un arco agudo, y descienda rápidamente en el lado contrario.
Así que la fórmula básica aquí es que las raquetas de compuestos de carbono permiten un mayor efecto, que a su vez permite golpes de fondo mucho más rápidos y fuertes que los de hace 20 años - ahora es común ver a los profesionales levantándose del piso y a medio camino en el aire por la fuerza de sus golpes, algo que en los viejos tiempos se veía sólo en Jimmy Connors.
Connors no es, por cierto, el padre del juego de línea de base de fuerza. Él se aprovechó enormemente de la línea de base, es cierto, pero sus golpes de fondo eran planos y sin efecto y tenían que pasar muy cerca de la red. Tampoco fue Bjorn Borg un verdadero jugador de línea de base de fuerza. Tanto Borg como Connors jugaban versiones especializadas del juego de base clásica, que evolucionó como una fuerza contraria al juego de saque y volea aún más clásico, que a su vez fue la forma dominante del tenis masculino durante décadas, y de la que John McEnroe es el mayor exponente moderno. Probablemente saben todo esto, y también saben que McEnroe derrotó a Borg y luego más o menos gobernó el juego masculino hasta la aparición, a mediados de 1980, de (a) raquetas modernas de compuestos de carbono (13) y (b) Ivan Lendl, que jugó con una forma temprana de compuestos y fue el verdadero progenitor de tenis de base de fuerza(14).
Ivan Lendl fue el primer jugador profesional cuyos movimientos y tácticas parecen haber sido diseñadas en torno a las capacidades especiales de la raqueta de compuestos. Su meta era ganar puntos desde la línea de base, ya sea a través de tiros a ganar o tiros de pase. Su arma era su golpe de fondo, sobre todo su golpe de derecha, los que podía golpear con una velocidad abrumadora debido a la cantidad de efecto que le da a la bola. La mezcla de velocidad y efecto del juego de Lendl también permitió hacer algo que fue crucial para el advenimiento del juego actual: lograba golpes con ángulos extraordinarios desde el fondo, principalmente debido a la rapidez con que el efecto hace que la bola caiga y toque la cancha sin irse demasiado lejos. En retrospectiva, esto cambió la física entera del tenis agresivo. Durante décadas, era el ángulo del tiro lo que hacía al juego tan letal . Cuanto más cerca está uno de la red, más abierta está la cancha del oponente - la ventaja clásica de la volea era que podías golpear ángulos mucho más amplios que golpeando desde la línea de base o desde el centro de la cancha. Pero un golpe con efecto desde la línea de base, si el efecto es realmente extremo, puede llevar la pelota hacia abajo lo suficientemente rápido como para explotar esos mismos ángulos. Ritmo, efecto, y ángulos agresivos desde la base: he aquí el juego agresivo desde la línea de base.
Y no es que Ivan Lendl fuera un jugador de tenis de los inmortalmente grandes. Fue simplemente el primer jugador profesional que demostró lo que la fuerza bruta y el efecto extremo pueden lograr desde la línea de base. Y lo más importante es que ese logro fue replicable, como lo fue la raqueta de compuestos. Pasado un cierto umbral de talento físico y formación, los requisitos principales fueron el atletismo, la agresividad, una resistencia y un acondicionamiento superior. El resultado (omitiendo varias complicaciones y subespecialidades (15)) ha sido el tenis masculino de los últimos 20 años: cada vez más grande, más fuerte, con jugadores capaces de generar velocidades sin precedentes y efectos desde el suelo, tratando de forzar fuera de su juego cualquier bola corta o débil que tuvieran.
Estadística ilustrativa: cuando Lleyton Hewitt derrotó a David Nalbandian en la final masculina de Wimbledon de 2002, no hubo un solo punto de saque y volea (16).
El juego genérico de golpe fuerte desde la línea de base no es aburrido - ciertamente no en comparación con los puntos de dos segundos de los viejos tiempos de saque y volea, o el tedio del juego clásico de desgaste de tiros por elevación. Pero es estático y limitado. No es, como los expertos han manifestado con temor por años, el extremo evolutivo de tenis. El jugador que ha demostrado que no es cierto es Roger Federer. Y lo ha demostrado desde dentro del juego moderno.
Que lo haya hecho desde adentro es lo que importa aquí, es lo que una explicación puramente neural deja fuera. Y es por eso que atribuciones como el tacto y la sutileza no deben ser malinterpretadas. Con Federer, no es una cosa o la otra. El suizo tiene la velocidad Lendl y Agassi en su golpes de fondo, y se levanta del suelo cuando golpea la pelota, y puede incluso golpear más fuerte que Nadal desde la pista trasera. (17) Lo extraño y equivocado del cartel de Wimbledon es su tono de lamento. La sutileza, el tacto y delicadeza no están muertos en la era del juego de fuerza desde la línea de base. Porque es, todavía, en 2006, la era del juego de fuerza desde la lína de base: el suizo Roger Federer es un baseliner de primer nivel. Pero eso no es todo lo que es. Es también su inteligencia, su anticipación oculta, su sentido de pista, su habilidad para leer y manipular los opositores, para mezclar giros y velocidad, para desorientar y disfrazar jugadas, para anticipar tácticas, y su visión periférica y su rango cinestésico en lugar de sólo pura velocidad - todo esto ha puesto de manifiesto los límites y posibilidades del tenis masculino tal como es jugado ahora.
Lo que suena muy elevado y agradable, por supuesto, pero hay que entender que Federer no es elevado o abstracto. O agradable. Del mismo modo empático, empirico y dominante en que Lendl demostró su propia lección, Roger Federer está demostrando que la velocidad y la fuerza de juego profesional de hoy no son más que su esqueleto, no su esencia. Federer ha re-encarnado al tenis masculino, figurativa y literalmente, y por primera vez en años el futuro del juego es impredecible. Deberías haber visto, en las canchas exteriores de Wimbledon, el ballet variopinto que fue este año junior de Wimbledon. Voleas contra la red, giros mezclados, servicios fuera de ritmo, tácticas previstas con tres golpes de ventaja - además de los gruñidos estándar y las bolas rápidas. Que haya algo parecido a un incipiente Federer entre estos jóvenes no es algo que se pueda saber, por supuesto. El genio no es replicable. La inspiración, sin embargo, es contagiosa, y adopta un montón de formas – y sólo ver al poder y la agresión siendo vulnerables ante la belleza es suficiente para sentirse inspirado y (de una manera fugaz, mortal) reconciliado.
David Foster Wallace es el autor de los libros “La broma Infinita”, “Hablemos de langostas”, entre otros
3 comments:
Por más David Foster Wallace que sea, me niego a leer un artículo extensísim,o sobre experiencias religiosas provocadas por Federer. Leí hasta lo que sería la segunda página, y cuando ya vi otra descripción de un momento Nadal, me embolé. Perdón, se que esas cosas no se hacen.
Sí, ta medio largo y a mí el Tenis como que mucho no me va, pero igual pinta bien. No puedo leerlo completo ahora, pero intentaré luego.
De todas formas, me pregunto de dónde es el artículo original, porque dice que es una traducción tuya (que también parece estar bastante bien, por cierto), pero no dice de dónde viene.
Momentos Federer, transmutación, Federer...
Ahora está en el cuerpo del post el artículo original en la web y en pdf para bajar. Cosas que deberían haber estado desde el principio pero...¿mencioné que esto era un beta? :p
Post a Comment